miércoles, 26 de julio de 2017

UNA GRACIA PARA LA RAMBLA.



        En el año dos mil siete, el día del Sagrado Corazón, durante la eucaristía y en actitud de escucha, comprendí que El Señor me pedía que resurgiera la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen. Parecía un sueño lejano, el contemplar a la Virgen del Carmen procesionar por las calles de La Rambla. Ya que partíamos de cero y sin conocimientos de cómo refundar una cofradía pero los caminos se abrían, las ayudas, las colaboraciones se nos ofrecían comprendiendo que “El Señor da el ciento por uno”. Hemos sido instrumentos torpes en sus manos y el resultado lo hemos contemplado como un éxito más de Él.  
              Lo cierto es, que era Ella, La Virgen, la que quería salir en procesión, pretendía que la tuviésemos presente, que le pidiéramos gracias, que la visitáramos y que la acompañáramos tanto en su capilla como por las calles de nuestro pueblo. Todo esto lo ha conseguido porque no hay mas que ver a las personas con o sin niños como se acercan, antes o después de misa, a su capilla ya sea para encender unas velas en su lamparario como para rezarle una plegaria por sus familiares trasmitiéndole a sus hijos y nietos el cariño hacia Ella.
              Desde dos mil siete hasta julio del dos mil nueve, ha habido muchos momentos de ilusión, de dudas, de desánimos pero la fe une, la fe nos ha sostenido, teniendo siempre la certeza de que todo era iniciativa de Dios y plan de Él.
               Recuerdo a Don José, en Junio antes de irse a Argentina, que estuvo hablando conmigo de la procesión aconsejándome ante mis dudas  y me dijo: “¡Ánimo!, si es de Dios no hay quien lo pare”.
               Pues así ocurrió, el día dieciocho de julio del dos mil nueve fue “UNA GRACIA PARA NUESTRO PUEBLO, LA RAMBLA”.
               Era la presencia de María en nuestras calles, su protección y su amparo derramándose por tantos y tantos corazones que la esperaban en las esquinas, en las plazas o bien iban acompañándola en su caminar para que se sintiera en todo momento arropada por el calor de sus hijos. En las caras de las personas se reflejaba ese cariño que desde años se ha ido transmitiendo de padres a hijos hacia la Virgen del Carmen. Durante la preparación, la procesión y en días posteriores a esta eran muchos los que te decían mis padres, mis abuelos eran devotos del Carmen. Todo el pueblo,  cada uno con su granito de arena, ha conseguido  que a día de hoy todos nos sintamos orgullosos de tener una procesión de Gloria en La Rambla a la que todos podemos pertenecer.
              La Cofradía de Nuestra Señora del Carmen agradece a nuestro pueblo su ayuda y su acompañamiento. Son muchas las personas que han colaborado para que se llevase a cabo la procesión de Nuestra Madre por La Rambla, a todos ellos ¡GRACIAS! La Virgen recompensará su entrega y su disponibilidad.
También nuestro agradecimiento a la Agrupación de Hermandades y Cofradías por invitarnos a escribir en la revista de este año dos mil diez.
             GRACIAS SEÑOR POR PERMITIRNOS VIVIR LA GRACIA DE LA PROCESIÓN  DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO.


                                                                              Un saludo Toñi Soret.